EN INFORMOTO EDICIÓN 450 DEL 1 DE MARZO DE 2012 - EN PRIMERA PERSONA - “CHICHE” CALDARELLA Y LA COPA DE ORO SHELL DE 1964 - SUEÑOS DE JUVENTUD
Texto y fotos de Benedicto H. “Chiche” Caldarella
04/12/2020

Establecemos una nueva sección, la cual se compone de experiencias contadas por sus protagonistas. Ésta, la primera nota, muestra el testimonio que el ex corredor de la localidad bonaerense de Florida vivió principalmente en Imola, Italia, un mes de abril de hace 48 años. El armado de este artículo se hizo en una mesa de café y en compañía de un amigo de su infancia, José Luis Labarba, y el resultado es el que sigue.

Mi participación en Europa para el equipo oficial Gilera (Arcore, Italia) fue un sueño hecho realidad. Allá por el año 1957, cuando tenía 17 años, acompañaba a mi padre Salvador a las carreras en las que él participaba con una Gilera Saturno Piuma 500. En esa temporada vinieron a correr al Autódromo de Buenos Aires para el 1° Gran Premio Ferruccio Gilera Libero Liberati (campeón mundial ese año, consagrado semanas antes de la realización de este acontecimiento) y Alfredo Milani con las famosas Gilera Quattro 500.
Estando yo en los boxes con mi padre, viví mi primera gran experiencia de presenciar la actividad de un equipo completo de motos y mecánicos italianos de 500 cc, hoy MotoGP. Cuando pusieron en marcha las motos de cuatro cilindros en el patio de boxes, la emoción fue tan grande que vibraba de alegría y felicidad, sintiendo el hermoso sonido de esas motos. Ese sonido me lo llevé para siempre en mis oídos. Esos días, desde los entrenamientos, clasificación y carrera, quedaron marcados para siempre en mi persona. Nunca me podré olvidar cuando por primera vez pasaron por la recta principal a una velocidad jamás vista, dejando ese maravilloso sonido de las multicilíndricas.
Toda mi atención estaba puesta en ver pasar vuelta tras vuelta a estos dos campeones. Cuando finalizaban de girar, paraban delante de los boxes y los mecánicos, con sus vestimentas de color celeste, inmediatamente sostenían las motos y los pilotos bajaban de ellas como dos gladiadores. Sus figuras hoy siguen estando en mi mente, pero el día de la carrera fue sin duda lo máximo admirado.

(Ver la nota completa en la Edición nro. 450 de la Revista INFORMOTO DIGITAL)
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